Hace algunas noches pude disfrutar de una maravillosa velada en el Claustro del Real Monasterio de San Zoilo de Antequera, fue una noche cargada de arte y sentimientos flamencos. Una vez más los duendes o incluso la mismísima Terpsícore se encargaron de crear un ambiente propicio para que la música y el baile llenasen de magia tan esplendido decorado. Todos quedamos “tocados” por el ritmo y la expresión con que los cuerpos de las dos bailaoras nos deleitaron. A pesar de permanecer detrás del visor de mi cámara, reconozco que en algunos momentos el vello se me erizó mientras me perdía buscando, entre los giros y contorsiones, una imagen que estuviese a la altura del arte de Ana Pastrana y Luisa Palicio, aunque creo que esa noche lo único que conseguí fue quedar atrapado por su embrujo y enredado entre el vuelo de los flecos de sus mantones.

Luisa Palicio
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